Foto: 123RF
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Las dos torres Bosco Verticale (Bosques Verticales) del arquitecto italiano Stefano Boeri cuentan con más de 20 mil plantas y árboles, o sea el equivalente de dos hectáreas de bosque. Este concepto de éxito mundial ha tendido imitaciones en todo el planeta, desde Holanda a China.
En el barrio milanés de Porta Nuova, la gente admira los dos rascacielos boscosos, donde viven algunos famosos como el futbolista croata Ivan Perisic.
En cada balcón crecen decenas de plantas o árboles como alerces, cerezos, manzanos, olivos, y hayas, los cuales fueron elegidos y posicionados en función de su resistencia al viento y de sus preferencias en materia de luminosidad o humedad.
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Este proyecto "nació de mi obsesión por los árboles" y de una reflexión sobre "la manera en la que podían convertirse en componente esencial de la arquitectura", explicó el arquitecto Boeri a la agencia de noticias AFP.
Y agregó, que también es una iniciativa ecológica, pues cuando estaba en 2007 en Dubái “miraba esa ciudad que cruza en medio del desierto, con más de 200 torres de vidrio que multiplican el efecto del calor". Así nació la idea de un edificio que pueda, "además de acoger la vida, contribuir a reducir la contaminación de la ciudad, porque los árboles absorben las micropartículas y el CO2".
"Las ciudades producen actualmente alrededor del 75 % del CO2 presente en la atmósfera" y "llevar más árboles a la ciudad significa combatir al enemigo en el lugar", afirmó el arquitecto.
El Bosco Verticale se compone de dos torres de 110 y 76 metros. Y aunque no es el único edificio con cubiertas vegetales, pues hay otros en ciudades como Singapur o París, como la ‘Tower Flower’, su originalidad le dio en 2014 el prestigioso International Highrise Award (Fráncfort) y en 2015 el título de edificio más bello y más innovador del mundo, otorgado por el Council on Tall Buildings and Urban Habitat (Chicago).
"Vivir aquí es algo único, estamos en contacto directo con las plantas, todo ello en pleno centro de la ciudad y en un rascacielos supermoderno", declaró Simona Pizzi, que ve las montañas desde su apartamento en la planta 14.
Para lograr este proyecto el arquitecto italiano trabajó con botánicos durante tres años con el fin de crear un vivero con mil árboles "que fueron 'educados' para crecer en condiciones específicas”.
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Entre los retos que afrontó Boeri estaban el tamaño y la estructura de los balcones y muros destinados a acoger la vegetación; la forma de fijar las raíces de los árboles o el peso y la composición de la tierra. Además, se hicieron pruebas de resistencia en un centro especializado en huracanes en Miami.
"Por cada persona que vive en el edificio hay unos dos árboles, 10 arbustos y 40 plantas", destacó el arquitecto.
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Para luchar contra los parásitos sin pasar por los pesticidas, se colocaron 9 mil mariquitas que se multiplicaron en pocas semanas.
"Lo extraordinario y con lo que no contábamos es la cantidad increíble de pájaros que anidaron allí. Tenemos pequeños halcones en los tejados, vencejos que habían desaparecido antes de la ciudad de Milán", contó Boeri.
El arquitecto italiano y su equipo trabajan ahora en una decena de proyectos de Bosco Verticale en el mundo: Lausana (Suiza), Utrecht (Holanda), Sao Paolo (Brasil), Tirana (Albania), entre otros.
En Holanda, el objetivo es construir una vivienda social, lejos de los apartamentos lujosos del Bosco Verticale milanés, donde en promedio el metro cuadrado cuesta 11 mil euros (unos 38, 5 millones de pesos).
"Este proyecto me gusta mucho", recalcó Boeri, explicando que es totalmente viable porque los árboles no son algo caro.
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