Infraestructura educativa, en la agenda del Estado

En Twitter: @GabrielFlorezG
Alianzas, resoluciones, decretos y visitas al país de expertos en infraestructura educativa, forman el paquete que tiene a este segmento en la lista de prioridades del Gobierno y de las empresas edificadoras.
Para comenzar, está la reciente formalización del convenio que firmaron el Consejo Colombiano de Construcción Sostenible (CCCS) y el Ministerio de Educación, que busca desarrollar políticas constructivas y aplicar buenas prácticas en la materia.
Según Cristina Gamboa, directora del CCCS, el proceso tiene dos tareas: aplicar entre octubre del 2016 y el mismo mes del 2018, estrategias para la ejecución y la operación de la infraestructura escolar del país y, segundo, seguir el contrato con el Fondo de Infraestructura Educativa (FFIE) para realizar una guía en donde se implementen estrategias de sostenibilidad en el diseño y en la construcción de colegios nuevos en jornada única escolar, para el desarrollo de diferentes proyectos.
A esto, la directiva le agrega las metas establecidas en el Plan Nacional de Infraestructura Educativa (PNIE 2015-2018), que impulsa la construcción de 30.693 nuevas aulas con sus servicios complementarios y la Resolución 549 para el ahorro de agua y energía en nuevas construcciones, entre otras.
En ese entorno, Gamboa reconoce el trabajo que está haciendo la arquitectura educativa para facilitar el aprendizaje y fomentar los ahorros definidos en la norma. Al respecto, el arquitecto estadounidense y docente de Harvard Frank Locker considera que el costo-beneficio de las construcciones sostenibles solo es una parte de la ecuación. Sin embargo, bien concebida tiene impactos positivos en los estudiantes y docentes.
Acciones globales
Locker considera que el objetivo mundial es mejorar el aprendizaje de los estudiantes y, en el proceso, los profesores son claves para crear visiones de enseñanza y aprendizaje. Al consultarle sobre la construcción ideal en la que unos y otros estarían mejor, el arquitecto explica que cree en las Comunidades Pequeñas de Aprendizaje (SLC, por sus siglas en inglés), que son agrupaciones de 100 a 200 estudiantes con sus profesores, quienes se conocen muy bien, y están localizados en espacios adyacentes.
Respecto al aula ideal, el experto tiene sus reservas. “El término salón de clase presenta problemas, porque todas las personas que alguna vez fueron al colegio tienen imágenes muy fuertes de lo que es. Por eso, estamos tratando de cambiar tanto el lugar de aprendizaje como mucho de lo que sucede allí”, revela.
Tras esa tarea, Locker –quien ha asesorado procesos en varios colegios distritales– anota que una mejor identificación podría ser el estudio de aprendizaje o el laboratorio de aprendizaje del cual, precisamente, hablará en Bogotá del 25 al 27 de abril próximo.
La buena arquitectura genera reacciones positivas
Luego de incursionar en proyectos corporativos, en los cuales aún tiene presencia, la firma de mobiliario Kassani puso la mira en el diseño para la infraestructura educativa. Hoy, gran parte de su trabajo está enfocado en este segmento.
Su director, Jorge Vergel, considera que ese proceso de cambio, que comenzó hace ocho años, se dio de forma natural.
“Empezamos a surtir a las universidades, luego a los colegios y así logramos una articulación interesante”, explica el empresario.
Para Vergel, una buena arquitectura tiene el poder de generar reacciones positivas en las personas que, de hecho, se reproducen en otros espacios. “Es decir, alguien que es feliz en su salón de clase o entorno educativo que se le ha construido, llega a la casa o a otros lugares con una mejor actitud”.
El directivo reconoce los avances en el país, pero también advierte que se necesitan más aulas y de mayor área. “El estándar en Estados Unidos y Europa es de 3 metros cuadrados por persona. Sin embargo, en Colombia apenas llegamos a 1,6. Claro, hay buenas intenciones, pero se estrellan con las restricciones en materia de presupuesto”, señala.
El director de Kassani también advierte que el país debe trabajar mucho más por la competitividad. “Ante la presencia de un mercado más exigente, abrimos una planta de procesamiento de maderas en Tocancipá (Cundinamarca), que nos permitirá triplicar la producción. Significa que si en un año producimos un promedio de 3.000 unidades de láminas de madera y fórmicas gruesas, la idea en el 2017 es sumar 10.000 o más”, concluye el directivo.
Un tema relevante para el país
Hay otras acciones que confirman la importancia de la construcción para la educación en Colombia.
-El programa de renaturalización del Jardín Botánico y de la Secretaría de Educación.
- El Consejo Colombiano de Construcción Sostenible (CCCS) con la Fundación Argos y la iniciativa Ola Escolar.
- Igualmente, la expedición de la ‘Guía práctica para el diseño y la construcción de infraestructura educativa sostenible’. Resolución 549 del Minvivienda que apoya el CCCS.