Desde el exterior se mueve la inversión inmobiliaria

Abril 2014 - Antioquia, el Valle del Cauca y el Eje Cafetero son las regiones más demandadas por los colombianos que residen en el exterior, a la hora de evaluar la posibilidad de adquirir una vivienda.
Así lo explica Clara Zapata, de la Cámara Colombiana de la Construcción (Camacol), regional Antioquia, quien coordina información de la feria ‘Dónde vivir e invertir en Colombia’, que organiza el gremio para nacionales que viven, especialmente, en Estados Unidos (EE. UU.) y España.
Datos consolidados del certamen más reciente realizado en el 2012 trazaron algunas tendencias, entre ellas, la preferencia de los inmuebles con precios entre 80 millones y los 300 millones de pesos.
Se mantiene la tendencia
Desde el 2008, cuando se organizó la primera feria, esto no ha variado mucho.
De hecho, en el 2009, al entrar en vigencia el subsidio a la tasa de interés para el estrato medio, la demanda por casas y apartamentos de esos precios fue más marcada y se ha mantenido así hasta el momento.
Margarita Restrepo, gerente general de Casa Propia Colombia, organización que reúne a las constructoras Colpatria, Marval, Pedro Gómez y Cía., Amarilo y Construcciones Felipe Calderón y Asociados, les suma las ciudades de Barranquilla y Bogotá a las citadas por Camacol.
“A través de estas compañías, nosotros comercializamos finca raíz para colombianos que residen en el exterior, y según los datos más recientes, estas dos capitales han ganado en la preferencia del comprador”, anota la directiva.
Algo para destacar, es el impacto de la situación que atraviesa Venezuela en el mercado inmobiliario colombiano.
“De allí, cada vez llega más capital destinado a la inversión inmobiliaria”, señala Restrepo.
Analistas coinciden en que una parte importante de recursos está arribando al país procedente del país vecino.
Barranquilla, en alaz
El caso particular de Barranquilla que cita la gerente de casa Propia Colombia está relacionado, en parte, con una dinámica industrial en aumento representada en la llegada de muchas empresas extranjeras y locales, que están aprovechando la vocación portuaria y los acuerdos comerciales para abrir sus oficinas y fábricas.
En consecuencia, ha incrementado la demanda de vivienda para los ejecutivos que arriban a la ciudad.
Por el lado de Bogotá, el fenómeno es diferente, especialmente desde que la falta de suelo urbanizable impactó el mercado y afectó la oferta en diferentes rangos.
Hoy, el fuerte en la capital no es la segunda vivienda, ya que quien desea invertir se encuentra con ese obstáculo.
Sin embargo, por el lado de sus municipios aledaños, especialmente los de clima más cálido, el entorno sí es ideal para invertir en casas campestres.
La Mesa y Anapoima, entre otros, son los que han crecido en proyectos recreativos.
Sin embargo, en menor medida son demandados por nacionales desde el exterior, quienes prefieren otras ciudades.
Finalmente, está el Eje Cafetero, que sobre todo hace unos cinco años fue muy activo por el impulso de las remesas enviadas.
Muchos de estos recursos se destinaron, precisamente, a una segunda vivienda y a la educación, y aunque actualmente el mercado permanece estable, es evidente que es menos dinámico que en el 2009.
Trazando tendencias
Muchos colombianos residentes en el exterior desde los años sesenta o setenta 'echaron raíces' en Estados Unidos (EE. UU.), España y otros países, y aunque mantienen una relación con Colombia no piensan, en la mayoría de los casos, regresar.
Sin embargo, la economía nacional los ha motivado a invertir en finca raíz y por eso consideran que una segunda vivienda es una buena opción.
El caso de EE. UU., con la crisis financiera e inmobiliaria del 2008, impulsó el fenómeno; algo similar pasó en España.
Hay otro grupo de compatriotas que se fueron al exterior en los años noventa y están regresando con la intención de hacer empresa o trabajar, tras especializarse en sus áreas de interés, y están demandando finca raíz. Aunque no se trata de una segunda vivienda, esto ha dinamizado al sector.
Sección Vivienda EL TIEMPO / Gabriel Flórez