Avanza la obra con el sello de Richard Meier
Blanco, vidrio y verde. Estos tres elementos que han caracterizado el trabajo del arquitecto estadounidense Richard Meier, también identifican a Vitrvm, el primer diseño hecho por su firma para un proyecto de vivienda en Latinoamérica.
La obra que se levanta en el norte de Bogotá está compuesta por dos torres de 11 y 13 pisos, que tendrán 37 apartamentos, de los cuales ya se vendieron 31. Su ubicación no podía ser más estratégica: calle 93 con carrera 7ª, al lado del Seminario Mayor de Bogotá y frente al Museo El Chicó.
Según Jorge Estrada, director de Ícono Urbano, firma encargada de la construcción, “la propuesta de Meier es impecable, pues logra el vínculo entre el exterior y el interior sin descuidar la necesidad de intimidad de los residentes”.
De hecho, la imponente fachada de vidrio haría pensar que algo se podría ver desde afuera; sin embargo, la tecnología con la que está construida –con la asesoría de la multinacional Arup– solo permite tener una vista espectacular a los habitantes de los apartamentos.
Otro aspecto que destaca Estrada es la atemporalidad del diseño. Como lo hizo con la famosa casa Smith (construida en 1965 en Darien, Connecticut, EE. UU.), la gran ventaja de Vitrvm será que no perderá vigencia y estará blindado al paso del tiempo.
Todo un proceso
A todo esto el director de Ícono Urbano le sumó lo que ha significado el proceso constructivo. Recordó que tras una dispendiosa labor de ingeniería que demoró más de un año, el proyecto empezó a tomar la forma que lo convertirá en uno de los referentes urbanísticos de Bogotá desde el primer trimestre del 2017, cuando se prevé que estará listo.
“Durante el proceso enfrentamos varios retos, especialmente por la complejidad del terreno; de hecho, se utilizó una tonelada de explosivos y se removieron más de 15.000 metros cúbicos de suelo rocoso”, señaló el empresario, quien agregó que a pesar de que no se veía actividad en el predio cercado por las vallas, hacia abajo las excavaciones iban a toda marcha.
Para explicar la magnitud de lo que significó esto, Estrada contó que “son tres sótanos sobre la carrera 7ª, sin embargo, hay una diferencia entre los linderos occidental y oriental. Por lo tanto, sobre el segundo, a la altura de la calle 93, lo que se hizo fue equivalente a excavar o bajar cinco pisos”.
Igualmente, como parte de lo que ha representado la experiencia Vitrvm, el directivo recordó que la idea inicial del proyecto, que cuenta con una inversión de 100.000 millones de pesos, era hacer una torre.
Sin embargo, tras negociar el lote anexo se pasó a las dos descritas anteriormente. La obra tampoco ha sido ajena a las eventualidades económicas. Estrada reconoció que el precio del dólar ha generado 20 por ciento de sobrecostos que, aseguró, serán asumidos por la constructora.
“Usamos materiales importados de alta gama y esto impacta los presupuestos. Aun así, no hay mayores contratiempos”, anotó.
De hecho, esta semana Ícono Urbano selló una alianza con Casa Schaller, que representa a la marca española de cocinas Santos, uno de los proveedores de Vitrvm, al lado de las alemanas Schûco (perfilería) y la española García Faura (aislamientos térmico y acústico), entre otras.
Fuente: Sección Vivienda EL TIEMPO
