Son ciudades que quedan casi en las antípodas, con una cultura totalmente diferente. Aun así, una puede aprender de la otra. Para Bogotá, Singapur es un ejemplo de como una ciudad (en este caso una ciudad-estado) puede vivir en el futuro desde hoy, por cuenta de las estrategias puestas en marcha por el gobierno.
 

Una de las más representativas en los últimos años es la denominada ‘SmartNation’, que desde el 2014 tiene como fin tener una urbe hiperconectada, donde la tecnología es la respuesta a muchos problemas y ofrece oportunidades para que sus cerca de seis millones de habitantes mejoren su calidad de vida. (Construyen la primera aldea con botellas de plástico)
 

Se trata de una estrategia en la que el gobierno pone en marcha la infraestructura, las políticas y los facilitadores para fomentar la innovación. En ese marco, son los ciudadanos los que co-crean soluciones de impacto para hacer frente a los desafíos.
 

Todo ello aplicado a cinco aspectos básicos de la vida de los habitantes: trasporte, hogar, medio ambiente, productividad empresarial, salud y envejecimiento, y servicios del sector público. 
 

“La aplicación Beeline, por ejemplo, se basa en datos agregados para proporcionar un servicio orientado a la demanda para crear nuevas rutas de transporte que satisfagan las necesidades públicas”, señaló la revista Wired en octubre del 2015.
 

Ciudad inteligente
 

Para Cesar Vásquez, director de ventas del Sector Gobierno de Nokia, una ‘ciudad inteligente’ tiene capacidad para gestionar la política pública de manera eficiente, que impacta aspectos como la salud pública, la educación, la seguridad, sistemas de movilidad, entre otros, todo con el fin de brindarle una mejor ciudad a sus habitantes. 
 

En opinión del experto, Bogotá “tiene que empezar a enfrentar el tema de ciudad inteligente de manera eficiente y determinar cuáles son los casos de uso que son más prioritarios, temas como movilidad, seguridad, optimización de servicios públicos, entre otros temas”. 
 

Precisamente, el tema de la movilidad, no es de poca monta en una ciudad como Singapur, con un área de 707 kilómetros cuadrados divididos en 63 islas. Allí, matricular un carro puede llegar a ser más costoso que el mismo vehículo. Es así que para poder mover un vehículo de 44.000 dólares, deben pagarse permisos por 54.000 dólares. La idea es reducir el millón de rodantes actuales a tan solo 300.000. (El rascacielos que generará su propia energía)
 

Pero las restricciones no los son todo. El gobierno le apunta a tener vehículos autónomos compartidos, que reduzcan los trayectos y a su vez, ayuden a disminuir la contaminación ambiental. Allí ya está en marcha un programa de taxis sin conductor, que circulan en un trayecto aproximado de cuatro kilómetros a la redonda de la zona empresarial.
 

En ese campo, Bogotá apenas ha experimentado con taxis eléctricos, en pos de la modernización y la adopción de tecnologías ecoeficientes en el transporte de la capital, aunque los resultados mediatos no han sido satisfactorios. (Lea también: La primera ‘miniciudad’ sostenible en el mundo)
 

Vásquez señala que existen una serie de políticas que pueden dar resultados más rápidos y que pueden ser sencillos de implantar en la ciudad.  Una forma de hacerlo es con ‘parqueaderos inteligentes’, en donde la persona cuenta con una simetría entre el número de vehículos que circulan en la ciudad y el número de parqueaderos disponibles.
 

De esa forma se puede generar una aplicación “que le permita a las personas que están buscando donde parquear y así encontrar un lugar rápidamente y así se disminuye el número de vehículos que buscan parqueo”, dijo el experto de Nokia.
 

Robots en las aulas
 

La tecnología en el mundo ha llegado desde hace varios años a las aulas de clase, ya no solo es funcional tener un computador para que los estudiantes naveguen o utilicen software de aprendizaje. (Así será el primer parque verde subterráneo del mundo)
 

En Singapur, el gobierno nacional y la Universidad Tecnológica de Nanyang, están haciendo un piloto en los colegios de primaria que buscan mediante robots que los estudiantes exploren gracias al juego ser sociables con los demás compañeros.
 

Los alumnos más pequeños tienen un acercamiento a la robótica desde los tres años, gracias al programa Playmaker, en donde se utiliza un robot llamado Beebot el cual ayuda a mejorar las habilidades de lenguaje, matemáticas, trabajo en equipo y la lógica en los niños. (Seis lugares que ofrecen buen dinero por irse a vivir)
 

En el caso bogotano, la implementación de algo similar se ve lejana.
 

“La tecnología impulsa una revolución en la educación y existe una nueva brecha asociada con la apropiación digital. Esto significa que aunque existen más y mejores oportunidades de integrar dispositivos y herramientas en las aulas. Pero no todos los docentes están preparados para el nuevo reto”, expresó, Paula Álvarez, directora de ICDL Colombia, organización líder en el mundo en certificación de competencias digitales.  
 

Para el portal web Colombia Digital, analistas de tendencias en transformación digital, “en el marco de la revolución digital, la educación es uno de los ámbitos que más debemos fortalecer. Puede haber robots dando clase o sistemas cognitivos ayudando a estudiantes de todo el mundo en sus prácticas académicas, pero al final lo que siempre será importante es la cualidad propia de los humanos y en particular la de los docentes”. (Lea también: Colombia tuvo oro, bronce y mención en ‘olímpicos’ de arquitectura)
 

Movilidad y educación son apenas un par de aspectos en los cuales la tecnología ha demostrado que  puede ser de gran ayuda. Sin embargo, tal y como lo muestra el caso de Singapur, esto debe ser una labor conjunta e incluyente entre el Estado, la sociedad y los ciudadanos.
 

También le puede interesar:
 

Vea más de 1.500 inmuebles nuevos en venta en toda Colombia
 

Las mejores opciones de apartamentos en arriendo en Chapinero
 

Encuentre casas usadas en venta en Cali