Fotografías: Sebastian Jaramillo
La actriz convirtió su casa en una exposición de arte; lo que antes era un espacio limpio de accesorios está hoy atiborrado de cuadros que hablan un 'lenguaje muy femenino': con ellos se hace un homenaje a la mujer. Por supuesto, de rasgos familiares también está colmado este lugar.
Y no es ninguna casualidad que de las paredes de estas casa cuelguen tan bellas pinturas. Anabolena ademàs de haberse ganado su reconocimiento como actriz y modelo, tambièn se ha posicionado como pintora. Las obras que ahora decoran su casa, fueron parte de una exposiciòn que terminò por inmortalizarse; en su casa estarà un tiempo significativo, mientras inicia una remodelaciòn que la familia tiene en mente.
El lugar que conocieron los visitantes de metrocuadrado serà muy diferente en algunos meses. Lo que definitivamente no cambiarà, serà la calidez que carateriza este sitio y que logra percibirse incluso, antes de que la puerta se abre.
Todos aquellos que aquì pernoctan quedan encantados. Sumando a eso, asombra la manera como Anabolena habla de su casa, de la transformaciòn que logra en cada espacio y de los objetivos que se traza cuando de cambiar su hogar se trata.
Y hay que decir que en el tema decorativo, la actriz nunca va en lìnea recta; cambiar se ha convertido en su premisa. Y de eso se dieron cuenta los visitantes aquella tarde de viernes, cuando durante el recorrido, se encontraron con elementos que parecìan de una casa diferente. En este caso, pertenecìan al pasado.
¿La razòn? Antes de que este lugar se convirtiera en casi una ¿exposiciòn de arte¿, fue escenario de una marcada tendencia francesa, luego parecìa que un pezado de Italia se habìa adherido y despuès, el maximalismo cobrò vida en todos los rincones.
Por supuesto, pese a las radicales transformaciones, Anabolena siempre ha pensado su espacio con miras en la comodidad absoluta de su esposo, el tambièn actor Luis Eduardo Arango y sus hijos Gabriela y Luis Felipe.
Tan es así que la actriz optó por construir espacios menos divididos y más familiares. Empezó por eliminar el comedor y hacer de la hora de la comida un momento más informal; en este caso, la cocina, la sala o el salón auxiliar son los escenarios.
Así mismo, le otorgò al estudio un valor agregado: lo ubicò en el exterior de la casa de manera que los momentos de esparcimiento ademàs de regulares, fueran màs "cercanos".
Y como sus hijos son incansables ¿amigos¿ de la mùsica (los dos estudian piano, Gabriela además estudia guitarra y luis felipe, bajo), Anabolena eligió la sala auxiliar para que ellos hicieran sus pràcticas y además, para que las actividades con sus amigos fueran un poco màs aisaldas del piso donde se ubican las habitaciones. Y por si fuera poco, esta espacio, queda justo al lado de la cocina (un sitio amplio, claro y donde siempre hay deliciosas frutas a la vista).
Por ahí es necesario pasar para conocer el estudio y otro sitio encantador donde reposan todos los elementos requeridos por un artista: desde el caballete hasta un sofá (casi siempre muy particular) donde en ocasiones, una vez el cuerpo descansa, la inspiración parece más fluida y poco tiempo después, aparece ese último suspiro que indica la culminación de la obra. Su visita tomó algunos minutos.
Es hora de regresar y Anabolena toma una de las jugosas fresas que hay sobre el mesón de la cocina; con eso indica que ha terminado el paseo por su casa.
Escríbenos a: contenidom2@metrocuadrado.com
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